Los peligros más habituales del verano para tu salud oral
Los peligros más habituales del verano para tu salud oral
Bebidas y helados
Con las altas temperaturas tenemos que hidratarnos y refrescarnos más a menudo. En verano es habitual bebidas con exceso de hielo o los helados, pero si nos excedemos nuestros dientes pueden pagar las consecuencias.
Los cambios bruscos de temperatura (tanto de algo muy caliente como muy frío) provocan que la pulpa dental se inflame y genere dolor. La pulpa es lo que se encuentra en el interior del diente, donde se encuentran los nervios y vasos sanguíneos.
Con el tiempo de tanto inflamarse y al no tener más espacio, se calcifica y el nervio puede morir. Cuando esto ocurre, al no tener riesgo sanguíneo, la pieza se vuelve de un color negro. En casos graves, se pierde.
Azúcar
Los refrescos y helados tienen otro hándicap: el azúcar. Las bacterias de la boca lo sintetizan y segregan unos ácidos que disuelven el esmalte dental, lo cual origina más riesgo de caries.
Cloro de las piscinas
El cloro, debido a su ph, provoca que las proteínas que conforman la saliva se descompongan rápidamente y se queden adheridas a los dientes. Esto hace que se formen depósitos de sarro y aparezcan manchas marrones o amarillas. Este problema ocurre especialmente a los nadadores profesionales o personas que nadan durante mucho tiempo de manera habitual.
Traumatismos
Lo que los dentistas nos encontramos mucho en esta época son los golpes en la boca. El buen tiempo también llama a hacer deporte al aire libre, y especialmente en los que son más de contacto, se producen accidentes.
Golpes, morderse sin querer, apretar demasiado durante el ejercicio…en ocasiones, aunque no haya rotura como tal de la pieza, está sufriendo igualmente. Para evitar problemas, lo recomendable es utilizar siempre un protector bucal durante la práctica deportiva.